A veces un viaje empieza por una ilusión, o por que uno necesita despejarse y dejarse llevar. En mi caso empezó por una ilusión, ver a mi athletic jugar en mi catedral.
Ver otra vez mi Bilbao, mi espacio vital, respirar ese aire, llenar de el mis pulmones y sentir que estoy en casa, ni el mejor regalo puede igualar esa sensación. Pisar mi catedral, ha sido recordar, tener nervios, es estar en mi casa. E iría siempre, con mis leones, con mi gente, a vivir, a rememorar, a celebrar.
He ido con un grupo de gente increíble, sin conocerlos de nada, me han tratado como a una más, me he sentido como si hubiera ido miles de veces con ellos a ese viaje lleno de ilusión. y espero volver pronto, poder pisar esa hermosa ciudad y sentir una y mil veces lo mismo.
gracias a las personas que me trataron como a una más y gracias por permitirme emocionarme, enamorarme más de mi ciudad y espero que cada vez sea mas especial que la anterior.
